Es el lugar
más visitado de Sevilla, todo turista que se precie realiza su entrada por la
Puerta del León para adentrarse en su historia y sus leyendas, pero todas las
leyendas no pueden ser contadas a los niños, dada su crueldad o por escenas un
poco picantes…..
Así que os dejo 3 leyendas que le encantaran
a los niños y harán vuestra visita mucho más atractiva:
1. El Patio de las Muñecas: Cada estancia y rincón del Alcázar tiene su leyenda. Este
patio en concreto, se trata de un patio decorado mayormente con columnas y
capiteles procedentes del palacio de Medina Azahara que esconden algunos
rostros humanos de pequeño tamaño. Se dice que son nueve las caras de las
muñequitas y que descubrirlas sin ayuda trae mucha suerte.
Otra teoría dice que estas caritas que hay
talladas pudieran ser de la etapa de estancia de los Duques de Montpensier, que
en su afán remodelador, quisieron dejar este detalle de los misteriosos rostros
de niñas pequeñas.
Fuente: galeón.com
2. Baños de
María de Padilla: Los baños
son una zona subterránea, una cripta abovedada que incluye un aljibe y que se
encuentra debajo del patio del Crucero. Se dice que se bañaba María Padilla,
quien vivió allí durante su matrimonio con Pedro el Cruel, tras el asesinato de
su marido anterior por orden de éste. Indignada, María entró a vivir en un
convento.
3. La virgen
de la antigua: El
fervor hacia dicha imagen empezó a crecer entre los fieles sevillanos, que
según contaban, cada vez que un infiel intentaba mirar a la imagen, éste sentía
un sobrenatural impulso por arrodillarse ante ella. También referían que
desprendía unos resplandecientes rayos, y que sobrevivió a los diferentes
intentos de destrucción por parte de los moros, que finalmente, optaron por
construir una tapia delante de la imagen ante la imposibilidad de destruir la
sagrada imagen.
Llegaron a oídos del rey San Fernando cada uno
de estos prodigios, acrecentando la fe del soberano en dicha imagen y sus
ansias por recuperarla de manos de los infieles.
Cuenta la leyenda, que estando plenamente
inmersos en el sitio a la ciudad de Sevilla, una noche, el monarca se encontraba
rezando en su tienda ante la imagen de la Virgen de los Reyes. En ese momento
se le apareció la Virgen pronunciando su nombre y seguidamente le informó de
que si conseguía visitar su imagen, ubicada en el interior de la mezquita,
conseguiría la ayuda divina para conquistar la ciudad. Unos cuentan que absorto
por la aparición, y otros que acompañado de un ángel, se adentró en Sevilla con
el firme propósito de adorara a la citada imagen. Al entrar en la Mezquita, el
muro levantado por los moros ante la sagrada imagen se tornó totalmente
transparente, pudiendo adorar a la Virgen de la Antigua. La Providencia hizo
que los moros encargados de vigilar las zonas que el Santo rey debía transitar,
estuvieran dormidos al paso de éste, para su feliz regreso al campamento tras
la arriesgada osadía. Los más agnósticos cuentan que después de adorarla, San
Fernando salió por la Puerta Jerez, con la ayuda de varios caballeros que
habiendo notado su ausencia, salieron en su busca y ayuda, no sin antes,
mantener una terrible refriega.
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